DIAGONAL* : Detrás de las alabanzas al sector turístico en el Estado español, se esconde un modelo de desarrollo basado en la especulación con grandes impactos en el litoral. En la actualidad, el sector turístico en el Estado español constituye uno de los exponentes fundamentales para la economía. Tras Francia, España se ha convertido en la segunda potencia turística de la UE, ingresando 35.970 millones de euros durante 2006. En términos generales, la influencia del turismo en la economía nacional es relevante en la contribución al Producto Interior Bruto (11%), en la generación de empleo y en la cobertura del déficit comercial.
Las cifras indican que el turismo de sol y playa ha dejado de convertirse en una actividad minoritaria que practicaba la elite, para convertirse en uno de los principales motores de la economía. Según el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, hasta mayo de 2007, las llegadas de turistas internacionales superaron los 20 millones. Sin embargo, no todo lo que guarda el sector turístico son cifras positivas. La imagen que encierra hoy en día esta actividad económica, se ha visto afectada por numerosos casos de corrupción urbanística descubiertos en varios municipios de la península, como los casos de Marbella, Puerto de Santa María o Valencia.
El informe de Greenpeace, Destrucción a toda Costa de 2007, analiza el estado del litoral y pone de manifiesto las graves amenazas ambientales causadas por la saturación urbanística, por el aumento imparable de los campos de golf, y por la proliferación de puertos deportivos. Las comunidades que encabezan la lista negra siguen siendo Andalucía y la Comunidad Valenciana.
El golf se paga caro
Según el informe del Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE), Andalucía es la comunidad con una mayor superficie ocupada por campos de golf, con 4.300 hectáreas.
Al mismo tiempo, se sitúa en el segundo puesto en consumo de agua por persona y día con una media de 180 litros de agua. Pero la apuesta de ofertar turismo de ‘calidad’ de sol y playa con campos de golf no es exclusiva de Andalucía. La gran mayoría de las ciudades ubicadas en la costa mediterránea ha sabido dirigir su modelo territorial para suplir las demandas que el sector encierra. Se estima que, por tener un campo de golf en la proximidad de una residencia turística, se puede incrementar el coste de la vivienda entre un 15% y un 30% del precio normal del mercado, incrementando el caché de la oferta. Ante la falta de una política clara por parte de la Administración para evitar este modelo territorial destructivo para el entorno e ilegal en todas sus vertientes, se pone de manifiesto la necesidad de abrir nuevas fórmulas de presión ciudadana que eviten una destrucción irreversible del patrimonio natural.
Existen normas legales, como el Convenio de Aarhus y la Ley 27/2006, por las que se regulan los derechos a la información, de participación pública y de acceso a la justicia en materia de medio ambiente, pero no son suficientes para cambiar la dinámica actual.
* Periódico Diagonal - Carolina Yacamán / Redacción - Número 59. 19 jul - 5 sep 2007
Foto: MAZARRÓN. Las construcciones sobre la arena apenas dejan espacio a los turistas/ GreenPeace
Turistas de playa y golf
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19.8.07
por UrbanismoPatasArriba
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Tema: NOTICIAS URBANISMO
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