Corrupción urbanística y el 27M

Luis de Velasco.- EstrellaDigital* : "Es poco probable que las numerosas denuncias de casos de corrupción urbanística, que han crecido estos días de vísperas electorales, terminen pasando factura a los denunciados y a sus partidos. Si el electorado pasa esa factura, será a una mínima parte de ellos.
Por varias razones. Una, es que el ciudadano, tras muchos años de denuncias y de correlativo desprestigio de la política y de los políticos, ha llegado a la conclusión – equivocada, hay que decirlo- de que todos los políticos son iguales ( en este caso, de corruptos) y que,entonces, lo mejor es abstenerse o votar a los suyos. Otra, es que la credibilidad de muchos medios de comunicación también está seriamente tocada. No es por casualidad. Su sectarismo en la información, en la deformación y en la no información ha alcanzado cotas muy altas.

Uno lee un periódico, ve una cadena o escucha una radio y luego las de la otra orilla y cree estar en países distintos y distantes. Finalmente, se alcanza un punto de saturación, de fatiga de noticias de corrupción y el ciudadano se cansa y ya no presta atención salvo que, como en el caso Marbella, haya personajes “ famosos”. Véase sino el contraste de interés entre este caso y el de Andratx en Mallorca.

Ocurre además que en el mantenimiento del “tsunami urbanizador”, primera causa aunque no la única de corrupción, hay muchos y muy poderosos intereses en juego. El que la rueda siga girando es clave en el modelo de crecimiento español de estos últimos años. Basta recordar que la construcción supone un 18 por ciento del PIB y un porcentaje muy similar en el empleo, ambas proporciones casi el doble del promedio en la UE. La construcción de viviendas es la mitad de ambas proporciones. Es en estos sectores donde se han acumulado fortunas increíbles en poco más de un quinquenio. Habrá algunas impecables pero también es cierto que algo huele a podrido.

Es sintomático que Izquierda Unida ha presentado a todas las demás formaciones políticas una propuesta de pacto contra la corrupción con medidas interesantes y que ha sido recibido con un estruendoso silencio tanto por parte de esa formaciones como de la mayoría de medios. Mientras tanto, los escándalos urbanísticos siguen apareciendo y políticos imputados o no los echan sus partidos o, incluso, repiten en las listas de candidatos amparándose en la presunción de inocencia, algo inadmisible porque los niveles jurisdiccional y político son cosas diferentes. Pero a los partidos les da igual, confían en la mala memoria o en el escepticismo del electorado. ¿Alguien recordará al votar en Cataluña, en el “oasis catalán” como decía Pujol, el tema del 3 por ciento, de las comisiones recibidas por los partidos más importantes por adjudicaciones de obras públicas? ¿Alguien pasará factura en Andalucía al PSOE por su indudable responsabilidad, por lo menos política, en el tema Marbella?

Las respuestas, en breves días. El grado de abstención y el mapa electoral mostrará si, a pesar de todo, contamos todavía con una ciudadanía digna de ese nombre.





* Estrella Digital - 21 de Mayo


1 comentarios :

Unknown dijo...

Así es, el ciudadano termina hartándose de tanto pelotazo, de tanta corrupción urbanística y de tanto responsable público ineficaz e interesado que lo permite, lamentablemente.
Piensa que todos los políticos (y los partidos) son iguales en este asunto, ya que todos dicen lo mismo, todos prometen acabar con esta lacra social, pero al final terminan cayendo en sus redes especulativas.
Y, si se mira un poco el panorama nacional, efectivamente hay alcaldes o altos cargos implicados de todos los colores políticos, pero con diferencias notables en la cantidad y calidad de irregularidades o atentados contra la Ordenación del Territorio o el medio ambiente. Sólo hay que fijarse un poquito en lo que dicen y hacen unos y otros. Y en sus intereses personales o de grupo social.

En el fondo siempre tenemos las poderosas razones económicas (el sector mueve más del 18% del PIB nacional), con el peso añadido de la financiación municipal o de los propios partidos políticos. Demasiada sustancia, que unida a la falta de transparencia de todo el proceso urbanístico y a la carencia de controles públicos efectivos (responsabilidad de todas las administraciones), terminan por combinar un auténtico cóctel explosivo.

Si a todo esto añadimos que la mayoría de los medios de comunicación no investigan ni aclaran suficientemente la situación, ya que tienen unos intereses muchas veces coincidentes, optando en numerosas ocasiones por el sectarismo y la manipulación partidista, pues se termina de redondear la opinión generalizada de la ciudadanía en ese hartazgo público, en ese cansancio abstencionista por la ceremonia de la confusión en que se ha convertido, tristemente, el urbanismo nacional.