Urbanismo, vivienda y medio ambiente

IgnacioConde* : "Últimamente, en los distintos medios de comunicación podemos encontrar noticias relacionadas con una corrupción urbanística que parece generalizada. Una de dos: o antes no existía o simplemente no resultaba tan interesante como para ser publicada. Lo curioso de todo esto es que no se trata ya de un problema de los grandes ayuntamientos sino que lo podemos encontrar a una escala inferior, en ayuntamientos como Gondomar o Barreiros.



En ocasiones, vemos como en estos pequeños ayuntamientos se imponen planes generales de ordenación que suponen duplicar o triplicar el número de vecinos (o al menos el número de viviendas) en un muy corto plazo, lo que, sin duda, supone un modelo de desarrollo urbano claramente insostenible.

Esta explotación abusiva del suelo es un gravísimo problema ya que rebaja la calidad de vida de los ciudadanos y condiciona la protección ambiental de la zona. Las administraciones públicas y, muy particularmente, los ayuntamientos, deben garantizar a los ciudadanos el derecho a acceder a una vivienda digna (este un mandato constitucional, nada menos), pero lo deben hacer desde el respeto al medio ambiente, protegiendo el interés general en la búsqueda de mejoras sociales y económicas para los ciudadanos y evitando abiertamente toda especulación abusiva en los distintos procesos urbanizadores.

Desde el punto de vista político, en los próximos meses, previos a las elecciones municipales del 27 de mayo, los ciudadanos tenemos una buena ocasión para saber por donde se mueven nuestros “ilustres representantes” y para decidir nuestro voto. No se trata sólo de escuchar las más o menos interesantes promesas que vamos a escuchar de unos y de otros, sino de valorar lo que ya han hecho tanto en el gobierno municipal como en la oposición según el caso.

Es mucho lo que nos jugamos, yo apuesto por un urbanismo sostenible que no olvide nunca la función social de la propiedad, que garantice un equilibrio entre el acceso a la vivienda, la protección de nuestro medio ambiente y el desarrollo económico de nuestra ciudad. Parece misión imposible, pero se trata de aplicar el sentido común sin caer en la tentación de vincular el progreso de las comunidades locales con el crecimiento urbanístico.

En Santiago de Compostela, la concejala responsable de su magnífico casco histórico acaba de poner en marcha un plan más que interesante que consiste en conceder ayudas públicas para rehabilitar viviendas a cambio de su posterior alquiler a personas jóvenes a precios razonables.

Lo dicho, simplemente sentido común.

*Xornal.com, martes 27 de febrero de 2007

0 comentarios :