Madrid.- 250 años para el gran soborno municipal del 'caso Guateque'

Otro asunto de corrupción urbanística en Madrid que, por fin, parece que empieza a mover la justicia: el llamado 'caso Guateque'. Una operación para tramitar licencias municipales irregulares que se destapó en 2007 y que ahora afecta a 34 personas, entre ellas 19 funcionarios del ayuntamiento. No es un tema menor y tampoco único en el país, ya que suele ocurrir que, dado el escaso control sobre la concesión de licencias, funcionarios, políticos y empresarios lo utilicen como medio económico ilegal para sacar tajada de estas operaciones. En este caso, parece que el alcance público solo llega hasta los funcionarios, pero, si se tirara de la manta, probablemente caerían peces más gordos de la administración, ya que suelen estar compinchados. Pero eso quedará para otro juicio, si se celebra.
ELMUNDO* : Sobornos a tutiplén, licencias falsificadas, informes robados, gente que corrompe y gente que se corrompe, dinero que corroe las estructuras del Estado, pero también las de varias empresas. Tras siete años, siete caminos de corrupción llegan a su final. La Fiscalía de Madrid ha formulado ya su escrito de acusación contra 34 personas, 19 de ellas funcionarios del Ayuntamiento de Madrid, para que se les condene a prisión por el caso Guateque, el mayor escándalo de corrupción municipal de la última década, que estalló en noviembre de 2007. Entre los 34 acusados, peticiones de cárcel de más de 250 años, desde los 31 años para uno de los corruptores, hasta los 10 meses de un funcionario de una Junta de Distrito. El cohecho es común a todos, aderezado con prevaricaciones, tráficos de influencias o falsificaciones de documentos.

La Fiscalía distingue siete tramas de «tráfico ilícito de sobornos y favores», siempre con funcionarios municipales «que utilizaban sus cargos públicos para lucrarse».

El primer apartado que distingue la Fiscalía son las corruptelas de la empresa AB Sanz Escribano Ingenieros y Consultores S.L., a la que achacan el soborno directo. Los funcionarios incluso recomendaban a quien quería una licencia que contratara con Sanz: según la Fiscalía, sabían que se les pagaría el favor.

Un testigo protegido denunció que el acusado Antonio Sanz, administrador único de esa empresa, le pidió dinero para sobornar a Victoriano Ceballos, del Departamento de Evaluación Ambiental. Ceballos, al que piden 14 años de prisión, es uno de los funcionarios más corruptos del caso, siempre según el Ministerio Público.

La acusada Carmen Eulalia, de Gerencia de Urbanismo, emitió en otro caso un informe negativo sobre una sala de fiestas, y Sanz y Ceballos se repartieron un soborno para que el informe acabara siendo positivo.

Sara López, de la Junta de Distrito de San Blas, recomendó a un promotor contratar a Sanz Escribano, que a su vez pagó a López para que mediara a favor de esa licencia. Sara y Sanz también maniobraron para conseguir la apertura de una pizzería en la calle Julián Camarillo, explica la Fiscalía.

En la Junta de Chamberí, el técnico Juan Antonio Montesinos recomendó a un promotor que contratase a Sanz para los trámites de un restaurante en la calle Julián Romea, y luego pagó a Montesinos para que informara a su favor.

La segunda trama que distingue el Ministerio Público es la montada por el gestor Benjamín Valledor, que sobornó de nuevo a Victoriano Ceballos para conseguir la licencia a un restaurante de Hortaleza. El dinero agilizó el expediente. En el distrito de Fuencarral ocurrió lo mismo, aunque en esta ocasión Ceballos se repartió el soborno con su jefa, Ángeles León.

El tercer entramado lo protagoniza la empresa AC 93 Proyectos y Obras S.L., o lo que es lo mismo, la empresa de Santiago Castillo y Carmelo García, para los que se piden sendas condenas de 21 años de cárcel. Los siete casos que se consideran probados incluyen uno fallido, como la petición de 60.000 euros para sobornos al dueño de una tienda de animales, que no pagó y denunció los hechos.

También intentaron que la Clínica Ruber pagara por una licencia de obras. Intentaron sablearle 250.000 euros, a repartirse con el técnico de Gerencia de Urbanismo Fernando Ruiz Torrejón, aunque no se ha probado si se hizo el pago.

Sí se cree probada, en cambio, la relación de Seguros Ocaso con los corruptos, hasta el punto de que la Fiscalía pide siete años a cuatro altos directivos de esta empresa. Para conseguir legalizar obras y usos irregulares en las calles Princesa y Tutor, contrataron a AC 93, que les puso en contacto con el funcionario José Antonio Jodar, al que sobornaron para que robara expedientes negativos de su caso en Gerencia de Urbanismo. También se falsificaron licencias. La Fiscalía acusa al director general, al subdirector general, al director de la División Inmobiliaria y al coordinador de Servicios Generales e Inmuebles de Ocaso.

Pero la Fiscalía tiene más sobre AC 93. El dueño de un restaurante en el distrito Centro les contrató para conseguir la licencia, y ellos sobornaron a dos técnicos de Disciplina Urbanística para que no hicieran inspecciones, y a otros dos del área de licencias de la Junta de Centro.

En las calles Piamonte y Lavapiés, al ser descubiertos con obras ilegales, compraron a Jodar para que robara los expedientes negativos.

Agustino Proyectos

La cuarta red vista por la Fiscalía de Madrid, y la mayor, es la que lideraba Eduardo Agustino, al que pide 31 años y tres meses de cárcel por sus trampas con la empresa Agustino Proyectos e Instalaciones S.L.

El Ministerio Público le achaca 17 casos de corrupción: dos bares cuyos dueños se negaron a pagar sobornos, en las calles Hilera y Ave María; un proyecto para una sauna que jamás se realizó, pero se pagó el soborno a un funcionario del Distrito de Salamanca; otro soborno al mismo funcionario para un bar de la calle Montesa; igualmente para una zapatería de Conde de Peñalver; pagos a dos funcionarios de la Junta de Chamartín por rechazar arbitrariamente las alegaciones vecinales contra un bar de Alberto Alcocer; un soborno en Chamartín por la licencia de una cafetería en Concha Espina y otro local en Costa Rica; siete sobornos más en Chamartín, Carabanchel y la Inspección de Medio Ambiente para agilizar expedientes; pagos a Fernando Ruiz Torrejón, de Gerencia de Urbanismo, para que mediara ante una compañera a favor de su proyecto en el colegio Escolapios; y finalmente el proyecto, se cree que fallido, de montar un restaurante en Centro por parte de los propios responsables de Agustino Proyectos S.L., con pagos al ya famoso Victoriano Ceballos y al jefe del Departamento de Evaluación Ambiental, Joaquín Fernández de Castro.

En Evaluación Ambiental es donde la Fiscalía ve la quinta trama definida, con los trapicheos de los mencionados Fernández de Castro (le piden 11 años) y Carmen Eulalia (nueve y medio) a la cabeza. El Ministerio Público relata nueve casos muy parecidos: un proyecto que necesitaba por ley un informe ambiental se tramitaba sin él. Carmen Eulalia, de Gerencia de Urbanismo, firmaba que no era necesario contra la opinión de los técnicos. Fernández de Castro refrendaba. Hay casos de clínicas dentales, bares, farmacias, ludotecas infantiles, guarderías y tiendas de alimentación. No está probado que recibieran dinero, pero se consideran prevaricación.

La sexta trama son los negocios particulares de Victoriano Ceballos, que consistían en dejarse contratar por un promotor para proyectos que acababan en su despacho o en su área de influencia.

La Fiscalía resume seis casos, casi siempre en connivencia con una arquitecta: proyectos en un bar de copas, un restaurante o un centro de día, por ejemplo. Ella contrataba a Ceballos, y actuaban a veces en connivencia con Fernández de Castro.

El último de los senderos corruptos incluye tres sobornos, dos de ellos protagonizados de nuevo por Ceballos. El último, con víctima televisiva: Aída Nízar, que vivía al lado de un bar al que denunció por ruido. Uno de los corruptos hizo el paripé de ir a su casa para medir decibelios, e informar de que el bar había tomado medidas contra el ruido (era falso). Después le vieron recoger un sobre en el local.

El ladrillo de trasfondo

"La corrupción urbanística es la financiación ilegal de los partidos políticos". Así de directo y claro se expresaba y se expresa Santiago Torres, ex juez que durante el tiempo que estuvo en la magistratura se dedicó a levantar las alfombras del poder: Jesús Gill y Saqueo de Marbella y un largo etcétera que acaba con Guateque (trama de concepción de licencias Ayuntamiento de Madrid). Las presiones, soledad y hastío hicieron que Torres decidiera el pasado mes de julio dejar la judicatura y colocarse la toga de abogado en "Claim Abogados". Hoy, su investigación en la operación Guateque, ha sido refrendada. Hablar de Justicia, con mayúsculas, es hablar de Santiago Torres. / ANTONIO RUBIO


* El Mundo - QUICO ALSEDO | PABLO HERRAIZ - 28.4.14
Foto: Madrid, mapa trama Guateque (archivo) - elpais.com



3 comentarios :

amunsen dijo...

Eso sucede en todos los ayuntamientos de España, es tan sencillo como investigar la vinculación de los funcionarios ( los técnicos también ) con las empresas que consiguen las licitaciones ( siempre son las mismas de cada ciudad con algunos cambios según el signo político del momento ). En la provincia de Alicante hay casos ya abusivos de empresas de familiares o amigos de funcionarios de los ayuntamientos que acaparan buena parte de las licitaciones. Ya incluso se ve como algo normal.

Mopongo dijo...

El problema arranca en la legislación, los corruptos son los mismos legisladores, que claramente ocupan esos cargos para beneficio propio, sea a nivel que sea, cuanto mas negocio domina, mas se beneficia y no tienen ningún tipo de escrúpulos, a partir de ahí y en la escalera descendente, como todos ven lo que hace el de arriba, pues yo no seré tonto y me aprovecho. No se puede crear autonomias o cualquier tipo de institución o norma, SIN EL OPORTUNO MECANISMO DE CONTROL, si das dinero para un aeropuerto, lo primero a exigir es informe de rentabilidad y lo segundo rendir cuentas y vigilar el uso de los fondos, si todo esto lo abandonas, pues ya sabes lo que sucederá, se lo repartirán entre unos cuantos amiguetes y pedirán más, cogidos, devolver los fondos con sus bienes, carcel e inhabilitación, al mismo tiempo sistema de vigilancia para que no puedan volver a delinquir en sus vidas.

Anónimo dijo...

Si esto hubiera pasado en Marbella, habrían metido en la cárcel hasta a Julián Muñoz ó Marisol Yagüe... en Madrid se considera cosa de unos funcionarios.