Peñíscola basa su política urbanística en una norma aprobada en 1977

La mayoría del urbanismo salvaje que ha ocurrido en toda la costa española se ha debido a unos Planes Generales municipales desfasados y que no han sido actualizados a su debido tiempo. Eso ha traído como consecuencia que muchas actuaciones urbanísticas, aparentemente legales, sean un abuso del territorio propias de épocas 'desarrollistas' absolutamente fuera de lugar en una época como la actual. Es lo que ha ocurrido en Peñíscola (Castellón), donde todavía siguen con un Plan General urbanístico de 1997 que, lamentablemente, ha permitido cientos de actuaciones 'ilegales' hoy día, que han arrasado con su paisaje de postal y de espacios protegidos. Disparatado asunto donde ha primado la especulación inmobiliaria antes que las necesidades reales de la población, el enriquecimiento ilícito privado antes que el beneficio público de sus habitantes.
"LEVANTE* : El pueblo de miles de casitas, hoteles y apartamentos. Peñíscola ha pasado en medio siglo de ser un pequeño pueblo pesquero y agrícola protegido por unas murallas, a convertirse en el quinto destino turístico de la Comunidad Valenciana. Desde que su imponente castillo dentro del mar se hiciera famoso gracias a algunas promociones publicitarias de los pioneros del urbanismo como la Inmobiliaria Mir, los proyectos urbanísticos no han parado, como los campings, hoteles, clubes náuticos o piscinas nacidos a partir de los años 60 del pasado siglo.

Julián Mir tenía una inmobiliaria en la calle Alcalá de Madrid, cerca del teatro Alcázar. Conoció Peñíscola, se enamoró de ella y buscó inversores para sus proyectos. Su idea era ordenar y urbanizar 4,5 millones de metros cuadrados en una franja de 12 kilómetros de fachada que ocupaba todo el tramo litoral desde la Ratlla de Benicarló, hasta Irta y Alcossebre. Hoy buena parte de esta zona está protegida como Parque Natural. En sus carteles publicitarios se vendía Peñíscola como el Capri español, donde encontrarían paz, sosiego, quietud y calma, además de tesoros de arte, historia y folclore.
La superproducción cinematográfica «El Cid» hizo el resto al proyectar la silueta y la excepcional belleza de Peñíscola al mundo. A partir de aquella época nace el desarrollismo de Peñíscola y el PGOU de 1977, que entró en vigor un año antes de que se aprobara la propia Constitución democrática española. De aquellos años datan la construcción de miles de viviendas en terrenos de Irta, que hoy estarían protegidos, y la construcción en el entorno del marjal peñiscolano y primera línea de mar.
Es imposible determinar donde acaba Benicarló y comienza Peñíscola. Estas conurbaciones se evitan hoy, al igual que la ocupación de las primeras líneas de costa. Se protegen las vistas al castillo o se evita la ocupación de núcleos aislados a partir de urbanizaciones o la presión sobre zonas húmedas, mientra que el actual PGOU de la localidad preveía calles sobre la zona húmeda.
Más de 60.000 plazas turísticas
Para bien o para mal, Peñíscola tiene a día de hoy unos 8.200 habitantes y 66.000 plazas turísticas, aunque en verano los habitantes reales pueden estar entre los 150.000 y 200.000. Peñíscola trata desde las indicaciones recibidas en el año 2000 de actualizar al nuevo marco legal su planeamiento.
El Documento de Referencia recientemente enviado por la Conselleria de Infraestructuras critica que «el PGOU vigente asume acríticamente las determinaciones del Plan General de 1960, orientado por postulados claramente desarrollistas y absolutamente insensibles con la caracterización ambiental del soporte territorial». La misiva de la Dirección General de Evaluación Ambiental insta al consistorio a corregir y mejorar estas cuestiones, incorporando un proceso de evaluación ambiental, un estudio de vivienda, analizar la capacidad de acogida del suelo que queda por desarrollar y no ocupar ni un metro más de suelo necesario.
El texto es muy contundente y le insta incluso a desclasificar suelo donde sea posible en las inmediaciones de zonas protegidas como Irta. La conselleria no ve sostenible un planeamiento que pasa de los 10 millones de metros cuadrados urbanizables a 23, a pesar que reduzca el suelo urbano en 1,4 millones de metros cuadrados.
El nuevo PGOU, que se está desarrollando desde 2000, dotaría a Peñíscola de 40.361 vecinos de forma permanente y a la localidad con 152.450 plazas, lo que la dejaría con una capacidad de 192.811. La nueva sensibilidad ambiental de las administraciones parece dispuesta, en Peñíscola, a atajar nuevos desarrollos aislados en les Talaies d'Alcalà, los PAI Alt del Fardatxo y Peñíscola Hills y a cargarse propuestas de golf-residencial que ocupan grandes extensiones. El urbanismo y las sentencias judiciales están lastrando las arcas municipales.


* Levante - JORDI MAURA - 21.1.14
Foto: Peñíscola (Castelló), avance ladrillo - levante



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