Burgos.- La presión de los vecinos de Gamonal retrasa el inicio de las obras del bulevar

La indignación social ha estallado en el barrio del Gamonal en Burgos. Los vecinos se han sublevado contra el alcalde 'popular' a raíz de unas obras previstas para su calle principal y ya llevan tres días de auténtica batalla campal. La principal causa es la falta de diálogo del ayuntamiento ante sus reivindicaciones urbanas. Aquí siempre hemos defendido un urbanismo participativo en el que desde las distintas administraciones tengan en cuenta la opinión de los afectados. Esto no ha ocurrido en Burgos debido a un alcalde prepotente y por eso ha estallado la rebelión. La idea de un bulevar no parece mala en principio, pero bajo ese proyecto ideal se esconde un pelotazo urbanístico en forma de aparcamientos carísimos y constructores corruptos amiguetes.
"ELPAÍS* : Unas 200 personas siguen concentradas a esta hora en el barrio burgalés de Gamonal, donde a las siete de la mañana estaba previsto que se retomaran las obras para convertir la calle de Vitoria en un bulevar. Pero las máquinas no han llegado. Tampoco están en las instalaciones habituales del Ayuntamiento donde se aparcan. El Ayuntamiento asegura desconocer el paradero de la maquinaria y afirma que ha sido "por motivos de seguridad" por lo que la empresa no ha empezado las obras y se ha llevado la maquinaria de las cocheras donde suelen estar guardadas.

José Damarco, jefe del gabinete de prensa del Ayuntamiento ha confirmado que las obras seguirán: "Las obras van a seguir. Habrá que presionar al Ministerio del Interior para que disuelvan a los manifestantes, porque nosotros tenemos que continuar con el proyecto". Los vecinos, mientras, corean "Gamonal no quiere bulevar" vigilados por 10 unidades de la policía.

“Muy estético, muy bonito, pero no nos sirve para nada", afirma una vecina sobre el proyecto de bulevar. "Algo tendrá que hacer el alcalde, porque no nos vamos a mover”, añade Teodora Palacios, 61 años, una de las personas que permanece en el cruce de la calle de Vitoria con la de San Bruno. Los vecinos se han organizado para hacer turnos y que en ningún momento hayan menos de 100 personas en la zona de obras.

El secretario Estado de Seguridad, Francisco Martínez Vázquez, ha afirmado en una entrevista en la cadena SER que los incidentes son obra de "grupos violentos que se desplazan" a distintos puntos de España. “Volvemos a constatar cómo detrás de movimientos de vecinos se infiltran grupos violentos que generan un enorme daño social”, ha explicado. Martínez ha defendido, "para atajar estas circunstancias", la reforma de la ley de seguridad ciudadana.

Este lunes el distrito obrero suma una jornada más de protestas por el proyecto municipal. Gamonal ha vivido tres noches de violentos enfrentamientos, con cerca de 40 detenidos y varios heridos. Por las noches sus calles se convierten en un espacio hostil, donde es fácil respirar el desencanto y el odio que existe contra las autoridades. Cuando las farolas alumbran las calles y la niebla cubre la ciudad uno de los barrios más grandes de Burgos (60.000 habitantes), se transforma.

Las ventanas de los aglomerados edificios se encienden, los vecinos asoman sus cacerolas y apoyan desde su casa las protestas. Otros bajan a la carretera y animan a que todos se unan. Y empiezan la sublevación: “Gamonal no quiere bulevar”, “Libertad a los detenidos”, o “El pueblo unido jamás será vencido”.

Los vecinos volvieron a juntarse ayer: la cita fue a las siete de la tarde en su punto de reunión, la zona cero. Así llaman al cruce de la calle de Vitoria con la calle de San Bruno. Habían vivido dos días seguidos de intensas manifestaciones y de disturbios violentos en contra de la conversión de la calle de Vitoria en un bulevar.

Primero fue una cacerolada, luego caminaron hasta la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, donde estaban los detenidos desde los altercados del viernes pasado. Después, más de un millar se concentró ante el Diario de Burgos. Eran ancianos, jóvenes, niños, madres con los carritos de bebé, que protestaban a voz en grito: “Están vendidos y no cuentan lo que realmente está pasando aquí”.

Luego, el plan era regreso al punto de partida y a casa. Pero solo hace falta que uno se aventure a lanzar la primera piedra para que se repitan los altercados: sucursales de banco destrozadas, contenedores de basura quemados, las vallas que cubren la zona de obra tiradas, y las marquesinas de autobuses y cabinas de teléfonos sin cristales. Esto es lo que volvió a pasar anoche, aunque sobre las diez todo había terminado. La lluvia y la intención de madrugar para bloquear esta mañana las máquinas fue llevando a los vecinos a sus casas.

Fue justo cuando se supo que los detenidos comenzaban a quedar en libertad: 16 arrestados el viernes salieron en libertad provisional, acusados de desórdenes públicos y daños. Y 13 de los 23 del sábado, pasaron a disposición judicial. El resto, eran menores.

“Se escandalizan con una lona rota, pero no cuando destrozan a una familia con las subidas de impuestos y las inexistentes reformas sociales”, denuncia Enrique Alonso Velasca, del área de juventudes de IU. “La violencia no es lo idóneo, ni lo que buscábamos, pero a ver si así nos escucha el señor alcalde”, afirma con seriedad, mientras recibe el apoyo de quienes lo escuchan. No todos los vecinos están de acuerdo con los enfrentamientos agresivos; sin embargo, los defienden. Los justifican en que a veces, la cólera, después de dos meses de protestas pacíficas, no se puede frenar.

Casi nadie quiere dar su nombre, los enfrentamientos con los antidisturbios de los últimos días los han dejado atemorizados. Este domingo, dos mujeres han salido a la calle con lágrimas en los ojos. Llevaban pancartas donde se lee: Justicia para los detenidos. Libertad sin cargos YA!!. En la noche del sábado, cuando, junto a sus parejas, regresaban de cenar y se dirigían a su coche aparcado en una de las calles donde la batalla campal seguía, los antidisturbios alcanzaron a los hombres, de 27 y 35 años, con sus porras.

“Hay que defender a los detenidos porque han actuado por una causa justa y al alcalde hay que echarlo de Burgos”, protesta un hombre octogenario.

“Por más que le pedimos al señor alcalde que nos reciba, no nos hace caso. ¿De qué democracia hablamos cuando las autoridades no quieren dialogar con los ciudadanos?”, denuncia Ana Moreno, una de las promotoras de la plataforma Bulevar Ahora No. Fue la organización que se encargó de movilizar a los burgaleses a las manifestaciones pacíficas de los últimos dos meses.

El viernes, sin embargo, antes de los disturbios, decidieron disolverse. “No queríamos albergar a grupos violentos”, explica. La plataforma ya no es necesaria para que la gente proteste. A través de las redes sociales y del boca a boca, las personas se reúnen. “Ahora, acudimos a título propio”, confiesa Raúl Salinero, concejal de IU y que figuró como apoyo para que la organización se formara. Él asegura que han intentado por las vías institucionales lograr que el alcalde se siente a discutir con ellos y con las asociaciones vecinales, pero sin éxito. El regidor, Francisco Javier Lacalle (PP), convocó a la misma hora de la cacerolada, una rueda de prensa. En ella afirmó que el proyecto del bulevar es “resultado de la participación ciudadana”. Reprobó sin titubeos y con fuerza los actos “vandálicos” de los últimos días y felicitó a las fuerzas de seguridad por su actuación. Reconoció a la plataforma Bulevar Ahora No por presentar sus discrepancias con pasividad y aseguró que esta organización es parte del consejo de barrio. “Con ellos nos hemos reunido innumerables veces”, aseguró.

Lacalle no pudo explicar porqué están surgiendo estos grupos violentos que, según él, “no son un reflejo de Burgos”.

Manolo Alonso es un sexagenario que se ha convertido en un referente vecinal. Su autoridad es indiscutible. Cuando pide silencio, la gente se calla; cuando suplica que dejen los actos vandálicos, los jóvenes obedecen, y cuando pide la palabra, todos lo escuchan. No le gustan los disturbios violentos y estos suceden una vez que él se va a casa. “Dejan una mala imagen del barrio y no es nuestro objetivo destruir nuestra zona, pero ojalá sirva para que el alcalde reflexione”, puntualiza. Este argumento se repite una y otra vez. Luchan por su calle, no era su objetivo destruirla.


* El País - MARINA GÓMEZ-ROBLEDO - 13.1.14
Foto: Vecinos del barrio de Gamonal montan guardia esta mañana para que no se reanuden las obras. / LUIS SEVILLANO

7 comentarios :

Juan Manuel Cabrera dijo...

Bravos esos burgaleses. Que nadie se lleve a engaño aquí no cambiará nada ni se recuperará ni uno de los derechos arrebatados hasta que no ardan las calles y los de arriba sientan peligrar sus privilegios. La codicia no tiene límite y el ciudadano siempre tiene que estar alerta para defenderse del atropello y de la codicia de los que mandan. Sin lucha no hay derechos. Siempre ha sido así y desgraciadamente siempre será así.

Rafael Ledesma dijo...

Bajo mi punto de vista un bulevar será siempre más hermoso que la calle impersonal que fue la carretera, ahora bien: El alcalde debería de haber enterado al pueblo de lo que iba a hacer y poner sobre el tapete los pros y contras y, no actuar porque lo manda su linda vara; No es de extrañar que estén ahumados con la autoridad porque, lejos de consensuar, actúa en su propio beneficio y luego deja las trampas para que las pague el pueblo y encima los deja sin aparcamientos o con pagos adicionales por ello.

Valentina Rojas dijo...

Lo sucedido en Burgos es algo que en cualquier momento se podía esperar y que a la postre demuestra un par de cosas del panorama político actual. Una es el absoluto desencanto político que se siente en la ciudadanía, que de una vez ha comprendido que la política a día de hoy responde más a intereses económicos particulares que a intereses generales y necesarios, todo ello aderazado con la dosis diaria de corrupción. La segunda es la demostración del absoluto fracaso que la política representativa ("según programa") a plazos de cuatro años, donde una victoria política en las urnas se convierte en la carta blanca donde el partido de turno puede hacer lo que desee con independencia de lo que piensan sus votantes siquiera (en el mejor de los casos)

belobix dijo...

Cuando la mayoría de la ciudadanía burgalesa no quiere este proyecto que va a ser una lacra para la ciudad, y se ha manifestado de forma pacífica y no es escuchado, lo único que queda es la revolución. No son borregos, son ciudadanos indignados. Lo que pasa es que en este país no se escucha a la ciudadanía.

caguentoseccionmetal dijo...

Lo asombroso es que seamos tan amorales, indignos e inhumanos que lo hayamos permitido. Cientos de miles de familias tiradas a la calle, cientos de miles de niños pasando hambre, cientos de miles de personas viviendo en precario sin luz ni gas, cientos de miles de personas viviendo de la caridad de los servicios sociales, este pais no esta enfermo, no, esta casi muerto ya.

Farah Azcona dijo...

Si los vecinos de nuestro país se hubieran manifestado en contra de todos los atropellos "Poceros" que duraron una década, no existiría toda esta basura urbanística creada para repartirse beneficios de la corruptela entre constructoras y políticos. Me pregunto una cosa ¿qué significa legalmente "desorden público" exactamente?

Agustín Gavira dijo...

Los políticos no pueden ignorar el clamor popular, si un barrio lleva dos meses intentando paralizar una obra, con razón o sin ella los políticos repito "representación legitima del pueblo" debe de escucharlo, no creo que sea tan difícil, si la gente de un barrio no quiere un boulevard, pues no lo pongas, a menos claro está que existan intereses espurios por parte de las autoridades, basta ya de no oír al pueblo, que para eso estamos en una democracia. Este o no este el pueblo equivocado en la decisión es necesario hacerle caso siempre que no vaya en contra de los DDHH y creo que no construir un boulevard solo le molesta al constructor y al que vaya a sacar tajada de ello.