Costas inteligentes o barbarie

Se ha repetido hasta la saciedad que la principal amenaza sobre el estado de la costa es la urbanización desmesurada y salvaje. Realmente no era difícil haber propuesto unas medidas acertadas en cuanto al respeto de la primera línea del litoral, dejando espacios libres imprescindibles para el desenvolvimiento de los usuarios de las playas o de sus servicios. Pero desde la dictadura, en este país se hicieron las cosas mal, y en la llamada democracia se ha continuado en la misma nefasta línea. La existencia de los mismos caciques políticos de antaño junto a un empresariado ávido de dinero fácil, han terminado por arruinar la costa entera, sin apenas excepciones. Algo que, ahora, tiene difícil solución y lo pagarán generaciones futuras.
"FERNANDO PRIETO* : Una costa con los ecosistemas más o menos naturales, con vegetación autóctona, donde se respeten las barras de arena, dunas, humedales, golas, albuferas. Con edificaciones suficientemente alejadas de la primera línea y con respeto al paisaje. Sería una costa que necesitaría de escasas obras de mantenimiento, con escaso riesgo, es decir, barata. Los sectores industriales turísticos extractivos estarían regulados y habría sitio para todos, si bien con una ordenación. Sería sostenible en el tiempo. Podría denominarse una costa inteligente.

Bien, una costa con edificaciones hasta la primerísima línea de mar, colapsada, que altere la funcionalidad de los ecosistemas, con modificaciones de los sedimentos, con ocupación y destrucción de humedales, con edificaciones en conos de deyección, es una costa con elevada vulnerabilidad a los efectos de inundaciones y del cambio climático, se puede decir que es una costa, al menos, inquietante. La principal amenaza sobre el estado de la costa es la urbanización. Utilizando imágenes de satélite del período entre 1987 y 2005 (únicas fechas comparables con el mismo análisis), se han analizado los 481 municipios que están en la franja de los primeros 500 metros de costa (algunos ni siquiera tocan el mar). El examen, que se ha plasmado en el informe Destrucción a toda costa, que Greenpeace presentó en agosto, es un análisis parcial, porque todos sabemos que los procesos de urbanización en ocasiones pueden llegar hasta los diez kilómetros hacia dentro o incluso más.

Se analiza sólo esta franja: es decir un municipio puede haber destruido todo su litoral hacia el interior pero si esta franja la tiene bien conservada saldrá bien parado en este análisis. Los datos son conservadores respecto a la situación de 2013, primero porque han pasado ya ocho años desde la imagen y segundo por la propia metodología del análisis de la información, en la que pequeños núcleos o edificaciones aisladas no son cuantificados. Además costas muy accidentadas como Galicia con sus rías o Canarias presentan problemas en este análisis. Por ello, los datos utilizados y las proyecciones pueden considerarse como muy conservadores respecto a la realidad mucho más construida de las costas. Con esta información, se concluye que se están transformando al menos dos hectáreas cada día de valiosos ecosistemas costeros en zonas urbanizadas y artificiales.

La costa mediterránea es la más artificial con la Comunidad Valenciana como máximo exponente en relación a todas las comunidades. Málaga (con un 67%), Alicante y Barcelona (casi un 60%) tienen sus primeras líneas ya construidas. Castellón es la que más ha crecido en estos años, con tasas anuales superiores al 4%.

Muchos municipios, como Mar­bella, Mijas (Málaga), ya tienen casi el 90% de sus primeros 500 metros construidos y otros no andan muy lejos como Torrevieja y Denia (Alicante), Benicàssim, (Castellón), Torremolinos (Málaga), Cambrils (Tarragona), etc. Otros han multiplicado hasta por seis su superficie artificial en tan sólo 18 años, es el caso de Oliva. También ha aumentado de forma muy significativa el área artificial en El Poble Nou de Benitatxell (Alicante), Santa Úrsula, Tacoronte (Tenerife) Formentera, Borriana, Alcalá de Xivert (Castellón), Chiclana (Cádiz), Cullera (Valencia) o Vera (Almería). Unido a esto, otros municipios presentan una degradación muy importante de su sector turístico tales como Lloret de Mar (Barcelona), Magaluf, Palma (Baleares), San Bartolomé de Tirajana (Las Palmas). A esto hay que añadirle otros con casos de corrupción, como Marbella, Manilva, Torremolinos y Benal­mádena (Málaga), Vera (Almería), Barbate, Véjer y Chiclana (Cádiz). Todos estos datos ya son inquietantes, pero si a esto añadimos que se ha construido sobre conos de deyección, en desembocaduras, en cauces secos, en primerísima línea de mar, podemos obtener otra lista de municipios con especial riesgo de inundaciones ya observadas durante los últimos años en Vera, Benalmádena, Empuriabrava (Girona), Mazarrón (Murcia), etc. Todo esto ya da una idea de lo peligroso y vulnerable de la situación que estamos creando.

Con esta información se han señalado 25 municipios de los que posteriormente se seleccionaron diez. Estas listas no son cerradas y se pueden mejorar el cálculo por comunidades autónomas e incluso por provincias para ver el ranking de destrucción. También se pueden relacionar con los partidos que los han gobernado, con procesos de corrupción, etc. Y puede hacerse un muy interesante ejercicio de rendición de cuentas de lo que ha ocurrido en el pasado reciente, para pedir las necesarias responsabilidades, y para que no vuelva a suceder en el futuro.

Dos escenarios

Con las tendencias observadas se han realizado dos escenarios, uno el llamado tendencial, caótico, caracterizado por la tragedia de los comunes, y otro, el alternativo, sostenible, deseable, caracterizado por la inteligencia colectiva. La nueva Ley de Costas llevará el sistema al colapso por privatización, arbitrariedad y falta de enfoque científico. Además, “indulta” la acción de 12 municipios, uno de ellos Oliva, que pueden actuar como “caballos de Troya” en la desprotección del resto del litoral.

Si hay que destacar dos medidas, pensando en el futuro inmediato, se propone, en primer lugar, un sistema de compensación para aquellos municipios que no hayan deteriorado su litoral, por oposición a los otros que ya han degradado sus activos ambientales pero mantienen gracias a ello elevados niveles de renta. A los primeros se les debe resarcir por el no desarrollo masivo urbanístico, pensando algún modelo similar al de pago por servicios ambientales. En segundo lugar, es necesario un sistema de señalización de municipios con propuesta de banderas verdes a los más sostenibles, para que sean incluidos en sistemas de publicidad exterior e interior.

En definitiva, se trata de avanzar en la defensa de lo común. Ahora que se está revisando el modelo de desarrollo, sería muy importante analizar el pasado para entender la actual crisis y planificar un futuro más seguro y sostenible. Es necesario dejar litoral y costa sin construir para las generaciones futuras.

Se ha de valorar la costa, las playas, los humedales, los estuarios, las dunas, como los ecosistemas escasos, valiosos e insustituibles que son y que hay que gestionar de una forma prudente, sin despilfarrar y con mucha inteligencia. Si se siguen estas pautas, creemos firmemente que las generaciones futuras y la nuestra misma lo agradecerán en muy poco tiempo.

Costas inteligentes

Para cambiar tendencias insostenibles, y con la convicción de que sólo la inteligencia colectiva y la gestión racional de los recursos son capaces de encontrar soluciones para salvaguardar el patrimonio común en el informe Costas inteligentes se realizan una serie de recomendaciones.

- Detención de la construcción en los primeros 500 metros de costa.

- Recuperación y aumento del dominio público marítimo terrestre, y apertura de accesos en áreas privatizadas, para la devolución de apropiaciones al patrimonio común.
- Aumento de áreas protegidas en el litoral. Restauración ecológica del litoral.

- Realización de nuevas y mejores depuradoras para reducir vertidos.

- Nueva ley del litoral, basada en la “gestión integrada de zonas costeras”, que conlleve la derogación de la Ley de Costas de 2013.

- Consideración de riesgos de inundaciones y temporales y la consideración del riesgo ineludible del cambio climático.

- Mayor transparencia y buen gobierno; mayor vigilancia y control sobre el dominio público marítimo-terrestre, así como la necesidad de establecer sistemas de información e indicadores.

* FERNANDO PRIETO*. Coautor de "Costas inteligentes", informe base de "Destrucción a toda costa" 2013 de Greenpeace


* Diagonal - Opinión - 4.9.13
Foto: Marea negra. Operarios limpian manchas de fuel en la costa de Algeciras / ANDRÉS CARRASCO

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