«Me hace llorar la estupidez urbanística»

Frase que podemos confirmar bastantes entendidos en la materia, que vemos con gran preocupación como la actividad urbanística se ha convertido en la cueva de Alí Babá o en el patio de Monipodio. Es decir, el urbanismo, tomado como ciencia y arte secularmente, se ha vuelto una actividad especulativa económica más, y de las más rentables. Solo se trata de colocar a los políticos más caraduras al frente del ministerio, consejerías autonómicas y concejalías del sector, y que estos obliguen, por las buenas o por las malas, a unos técnicos acobardados y excesivamente presionados ya en su trabajo cotidiano.
"LAVERDAD* : Ocho meses, y de desconexión total. Es el tiempo que lleva jubilado Felipe Iracheta, el arquitecto más mentado por los alcaldes de la Región Murciana por su fama de insobornable. Hasta enero fue, durante 30 años, jefe de sección en la Dirección General de Urbanismo de la Consejería de Obras Públicas y Ordenación del Territorio, un puesto donde lo más osado era a menudo aplicar taxativamente la ley. Cree en el urbanismo con mayúsculas, en el urbanismo sensible con el arte y la historia, y no en el urbanismo del devaneo que se cuece en despachos políticos. Deportista total. Navegante, con varios premios como regatista. Juega al tenis, y al golf, «aunque me maten los ecologistas». En La Ribera cultiva lechugas y panochas. Lee 'La trilogía de Nueva York', de Paul Auster; viaja mentalmente a Persépolis y no descarta que Tartessos pueda ser la misteriosa ciudad sumergida de La Manga.

-Predijo el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en sus informes sobre el Estado de la Región para el Foro Ciudadano. ¿Satisfecho por haber acertado en el diagnóstico?
-Sí, cada vez que me llaman del juzgado para que ratifique informes que hice en su día. En una de ellas, en el juzgado de San Javier, ante la juez y la fiscal, me preguntaron si reconocía un informe mío sobre unos bloques en La Manga. Lo leí y cuando estoy acabando veo que se ríen las dos porque yo acabé ese informe diciendo: «¡Por Dios, que alguien haga algo!».
-Ni Dios ha detenido ciertas cosas.
-Ha sido todo un disparate porque, además, era innecesario en la mayoría de casos. Pero la gente no tenía bastante. Mi Consejería, que es la responsable de todo eso, era la que tenía que haber parado todo eso, y lo está haciendo ahora que le ha visto las orejas al lobo. El famoso caso de La Zerrichera llegó en blanco, sin nada, a la Consejería, y mi Dirección General lo rechazó porque era una zona LIC y Zepa, protegida por las directrices del litoral, zona no urbanizable... lo que querían era una recalificación pura y dura y los técnicos dijeron no.
-¿Por qué entonces Bascuñana [hoy delegado del Gobierno] acabó aprobando la recalificación?
-Luego se dieron la vuelta, se fueron por Medio Ambiente, lo maquillaron, lo volvieron a meter y mi Consejería, que ya estaba tocada y advertida, le dio el plácet. Pero eso ya no me pilló a mí, porque a mí me fueron quitando toda la costa.
-¿Por qué le temían los alcaldes?
-En la Consejería yo realizaba los informes sobre el planeamiento de Cartagena y del Mar Menor, y mis conflictos con los alcaldes vienen porque eran todos promotores y en los consejos de Urbanismo había que decirles las cosas a la cara. -¿Qué pasó en el de Lo Poyo [recalificación de 510 hectáreas para 5.000 casas junto al Mar Menor]?
-Lo Poyo lo aprobó el PSOE en el 95 y me pusieron a mí a los pies de los caballos: me quedé solo con mi informe contra todo el consejo. El entonces alcalde de Cartagena José Antonio Alonso los tenía cogidos a todos, me llamó para decirme que había hecho un informe político. Al final lo aprobó el Consejo, pero no lo firmó el consejero, que era Fuentes Zorita. Luego entró el PP, con Andrés Ayala a la cabeza, y me fulminaron. Yo tenía una plaza en propiedad, ganada por oposición. Entré de jefe de sección y he salido de jefe de sección 30 años después. No me ascendieron nunca (se ríe ). Me iban pasando jóvenes y yo, ahí.
-Tragando sapos y culebras...
-Ayala me quitó la plaza, modificó la estructura y suprimió las secciones. Pasaron a llamarnos técnicos de gestión, y a mí me mandó a Vivienda. Luego mi plaza salió a concurso, me presenté y la volví a sacar.
-Estar en la función pública con ese ambiente hostil y, al mismo tiempo, ser un miembro activo del Foro no debía de ser cómodo. ¿Llegó a recibir presiones?
-Muy pocas. Me han castigado y me han ninguneado. Reconozco que en la época del PP tuve un director general honesto, que fue José Anselmo Luengo. No me llamaba a su despacho; venía él a mi sitio y me decía honestamente: «Felipe, he visto tu informe. Pero que sepas que tengo otras órdenes, y respeto tu informe, pero voy a hacer otras cosas...». Tenía honestidad, y yo lo he agradecido siempre.
-¿Cómo se acogió en la Consejería el Plan General de Murcia [investigado en el 'caso Umbra']?
-Yo le llamo la conspiración entre el Ayuntamiento de Murcia y la Consejería de Obras Públicas. Había un vacío legal. El plan de Murcia se aprueba en enero de 2001 y la ley regional en mayo de 2001. ¿Qué pasó entre medias? No había forma de adaptar el PGOU a la ley y lo que hicieron fue modificar la ley a favor del Plan General, y eso se hizo en los despachos, entre altos técnicos y políticos del Ayuntamiento, lo que es el 'caso Umbra'.
-¿Contenía irregularidades?
-El PGOU de Murcia tenía 70 folios con deficiencias cuando se aprobó, y ésa es otra cosa de mi Consejería. ¿Cómo se aprueba un plan con 70 folios de deficiencias? Luego, al final, no sabes lo que está aprobado. Unas deficiencias se corrigieron, otras no. Y hasta este momento la Consejería no ha tomado conocimiento del plan de Murcia, porque nadie se atreve a echar la firma. Ese sello no lo tiene a estas alturas.
-¿Quién abrió la veda de los convenios en la Región de Murcia?
-Lo inventó o lo puso en marcha Miguel Navarro, el alcalde socialista de Lorca, y pienso que lo hacía de una forma honesta. Cuando se estaba haciendo el Plan General de Lorca, él pactó con los promotores que les recalificaba o clasificaba terrenos por convenio a cambio de una prestación económica para el Ayuntamiento. Si el terreno es apto para ser urbanizable es innecesario hacer convenios. Después entran los abogados urbanistas, que son los que empiezan a manejarse a los alcaldes con los convenios.
-Y los vecinos, ajenos a todo eso.
-La ciudadanía ha sido ignorante. Aquí el ciudadano solo pensaba en que mis terrenos se van a recalificar y van a valer más... Ahí está la huerta de Murcia, que pasó de votar al PSOE con mayoría absoluta a votar al PP con mayoría absoluta. Los huertanos se habían hecho propietarios. Y si me recalifican los terrenos, pues ya no hables más...
-¿Tiene ramalazo de izquierdas?
-No en mi vida burguesa, pero sí en mi compromiso social. Nunca estuve adscrito a ningún partido, pero suelo dar salidas para todos.
-Propugna un urbanismo en mayúsculas. ¿Qué quiere decir eso?
-El urbanismo ya no obedece a criterios racionales o científicos; el alcalde te dice por aquí, y ya está. La prueba es la urbanización Joven Futura, en Murcia, que se acabó construyendo en un suelo de máxima protección ambiental de huerta, la mejor conservada, intocable, y encima le dan la máxima densidad. La máxima era 0,75 metros cuadrados por metro cuadrado, ¡¡¡y a Joven Futura le dan 1 metro cuadrado por metro cuadrado!!! Cuanto más protegido, más barato sale el suelo para estas operaciones.
-¿Ha ido siempre por libre?
-Como técnico siempre he funcionado independientemente, con la ley en la mano, y me he quedado con la conciencia muy tranquila. Lo que sí es cierto es que le he echado sorna y mucha mala leche a algunos informes. Mi director me decía que tenía que cambiarlos, pero...
-En Santiago de la Ribera está su segunda casa. ¿Cómo llegó aquí?
-Mi abuelo era militar y estaba en la provincia de Cuba, cuando Cuba era provincia. De allí lo destinaron a Murcia a la Fábrica de la Pólvora, con el cargo de coronel director, y mis padres se vinieron a Murcia. Mis abuelos veraneaban aquí. Para mí es la mejor urbanización de la costa y fue fruto de la casualidad.
-¿Por la anchura de las calles?
-Los presidentes de la diputación veraneaban por aquí, y uno de ellos encargó un plan de urbanización y ensanche a un ingeniero, que cogió el Plan Cerdá de Barcelona y dijo: «Esto, para La Ribera». Y, claro, hizo un proyecto de ensanche 500 veces mayor de lo necesario entonces, que con el tiempo ha sido un acierto. Y lo de las torres, a mí no me hacen daño, son puntos sueltos, todas pasadas de volumen, pero no dejan de ser un reflejo de la época española del desarrollismo.
-¿El Mar Menor es mejorable?
-Yo he colaborado en todo lo mejorable. La Ley del Mar Menor fue un intento serio de poner orden, con Fuentes Zorita. Llevaba un plan de saneamiento, un plan de armonización de usos, un plan de ordenación del litoral... pero no hubo forma de desarrollarla. Luego el PP se la cargó con la Ley del Suelo. Pero no hubo forma de hacerla porque todos los alcaldes eran constructores, y claro, había mucha oposición.
-Y con La Manga, ¿qué falló?
-Cartagena sí intentó, en su parte, poner orden; pero en San Javier había oposición en la Alcaldía. En La Manga la edificabilidad la generaba la escritura y lindabas con el quijero del mar. La Gran Vía de Maestre tenía 11 metros, y nosotros conseguimos que se hicieran los 30 metros públicos que estaban previstos en el plan de La Manga. También logramos que hubiera más pasos al mar y que no se hicieran bloques de más de 25 metros, para que no se crearan pantallas y que se pusieran en otro sentido.
-¿Qué le sigue impresionando?
-Que tú entras a La Manga desde Cartagena y no ves el mar hasta que llegas al Monte Blanco. Al final incluso hay un tramo donde la carretera se come el Mar Menor.
-¿Se hará Marina de Cope?
-Eso ha sido un disparate desde el primer momento, era irrealizable, aunque hubiera salido bien habría sido un problema. No se habría hecho nunca por los intereses de las cajas que compraron el suelo. No se habrían puesto de acuerdo.
-¿A usted no le dio por comprar pisos, como a tantos españoles?
-Nunca me dio por ahí. Me podía haber quedado con alguno a cambio de honorarios en proyectos de mi estudio. En Murcia hice una obra grande, en Ronda de Levante, la torre donde estaba Mapfre. Y luego he hecho casas para amigos.
-¿Para qué ha sido listo?
-Para muy pocas cosas. Para no meterme nunca más allá de donde he podido. He vivido de alquiler muchos años, de hecho me compré esta vivienda de La Ribera antes que la de Murcia. Así que...
-¿Qué le ata de pies y manos?
-Nada. Pero tengo muchos caprichos. Salgo a hacer regatas y tengo la casa llena de copas. Mi pasión es la vela. Y un velero de 9 metros, que se llama Icue. Lo tengo atracado en Lo Pagán. Ayer salí y en invierno tengo regatas todo el año. Soy cañero. Me gusta y le pego.
-¿Son carreras a muerte?
-Ya lo creo. Antes iba a regatas grandes de Cartagena a Ibiza.
-¿No se ha encontrado pateras?
-¡¡¡¡Nooooo!!!! Tienes que pasar un tramo malo, el canal de Ibiza, donde están los mercantes y pesqueros por la noche, porque no se apartan, pero vamos... He ido tres veces de regatas y tres de paseo.
-¿No piensa en dar la vuelta al mundo ahora que está jubilado?
-¡¡¡Qué va!!! Ni loco. No lo hubiera hecho ni ahora ni antes. Para ser un navegante en solitario tienes que tener una madera especial porque las pasas canutas. Yo saliendo del puerto de la Cadena ya desconecto. Con poner las velas a punto y que el barco corra tengo bastante.
-¿Tiene algo en común con el capitán Ahab de 'Moby Dick'?
-No, en absoluto. Nada que ver.
-¿Qué es una suerte?
-Tener el mar a 40 minutos. Ni con el mejor contrato del mundo me iría a vivir a Madrid. Aquí tienes calidad de vida. En eso sí que soy muy burgués, porque me gustan los deportes. Juego todas las semanas al tenis, y ahora me estoy aficionando al golf (me dice con la boca chica).
-¿Le duelen los ojos en la calle?
-Si te digo la verdad, es una de las cosas que me hace llorar, ver la estupidez urbanística, por qué tenemos que hacer las cosas mal pudiendo hacerlas bien. Mira el ensanche de Murcia, que en el plan anterior estaba preparado para crecer hacia el norte por rodajas. Y así empezó Juan Carlos I y Juan de Borbón. Pero todo eso desapareció y ahora está todo a medio urbanizar desde Murcia a la autovía, todo son bloques sueltos. Eso es imposible de terminar y de mantener.
-¿Con qué se entretiene?
-Me gusta mucho el bricolaje. He restaurado cuatro sillas de mis abuelos, de esas sillas de director de cine que no se ven ya en ningún lado, de madera de haya, comodísimas. Y con la moto, que cada año le cambio una cosa. Es como la de 'Vacaciones en Roma', una Vespa primavera. Cada vez que la saco me la quieren quitar.
-¿Tiene placeres ocultos?
-Hago la compra y la comida. De este mundo hay pocas cosas que no me gusten. Voy a comprar pescado, cojo el recetario y a probar.
-¿Qué ciudades le emocionan?
-De las ciudades antiguas, mi ciudad es Persépolis. Lo que queda de ella. Y como ciudad me ha impactado mucho Buenos Aires, más allá de las capitales clásicas. De Europa, Berlín, donde está viviendo mi hijo, es una ciudad activa.
-¿Con qué esta ocupado?
-Intentando desentrañar qué son los restos arqueológicos romanos de La Manga. ¿Una ciudad? ¿Unas salinas? ¿Unas pesquerías? ¿Qué hace una ciudad a 3 metros bajo el mar? Yo me inclino porque fue un campamento romano para el asalto a los carthagineses. Estoy con el periplo de Avieno, que me despista, y no es descartable que fuera Tartessos. Hay muchas coincidencias.
-¿Quiere aprovechar para lanzar un mensaje al mundo?
-(Ríe) ¡¡¡¡Dios me libre!!!!


* La Verdad - MANUEL MADRID - 26.8.13
Foto: Mar Menor (Murcia), aérea - el país



1 comentarios :

2020 Emergencia Nacional dijo...

Interesante entrevista. No conocía a esta persona porque no soy de la región, pero me parece interesante lo que cuenta.
Saludos