La mafia rusa vertió millones sobre Lloret desde paraísos fiscales

ELPAÍS/Girona* : Los Petrov, una familia originaria de un pueblito ruso junto a la frontera con Kazajstán, se instalaron en la costa catalana en 2001. Los comienzos no fueron fáciles: el patriarca, Boris, y sus hijos llevaban una vida “humilde” y vivían juntos en un “modesto piso” de Lloret de Mar. Regentaban una churrería “con escasa clientela”. Para aumentar los ingresos, el hijo varón, Andrei Petrov, conducía una furgoneta con la que transportaba a turistas. También trabajó como portero de discoteca. Pero ya entonces era “listo y ambicioso”, según una conversación grabada a su secretaria en la operación Clotilde, que ha destapado una red internacional de blanqueo de capitales y ha concluido con la imputación de quien dos años después de la llegada de los Petrov se convertiría en alcalde: Xavier Crespo, hoy diputado de CiU en el Parlament.
El sumario del caso, al que ha tenido acceso EL PAÍS, detalla los vínculos entre Crespo y Andrei Petrov, que acabó convirtiéndose en el “máximo responsable en España” de una red que blanqueó, presuntamente, 56 millones de euros procedentes de organizaciones criminales rusas. El ascenso de Andrei Petrov, que sigue en prisión provisional por esta causa, no se entiende solo por la inteligencia que le atribuye su secretaria. Le ayudó su padre, Boris, que le puso en contacto con un antiguo amigo: Víktor Kanaikin, al que la Guardia Civil considera jefe máximo de la organización. Petrov hijo se prestó a ser un “instrumento” y “conseguidor” a las órdenes de Kanaikin, que le hacía llegar grandes sumas de dinero para acometer inversiones inmobiliarias.

Kanaikin no es un cualquiera. Nació el 2 de febrero de 1944, el mismo día que las tropas de Stalin reconquistaban Lutsk y Rivno, en la frontera polaca con Ucrania. Según la Guardia Civil, es “doctor en Ciencias Técnicas” y posee la Orden de Lenin como “héroe del trabajo socialista”, una de las mayores distinciones de la extinta URSS, que premiaba así a quienes impulsaban “progresos excepcionales” para mayor gloria del país. Durante 20 años, fue director general de una empresa encargada de supervisar los kilométricos gasoductos de Gazprom, el gigante energético. Kanainin vertió millones sobre España que eran administrados por Petrov, convertido en “su hombre de confianza”, su delegado.

La espectacular acumulación de patrimonio inmobiliario en muy pocos años —“casas, pisos, aparcamientos, locales comerciales y terrenos”— llamó la atención de los investigadores. Hasta 2006, Petrov había invertido en el Lloret de Crespo y en otros municipios catalanes (con dinero de Kanaikin) 20 millones de euros. El nivel de vida de los Petrov cambió, para bien, “vertiginosamente”, según uno de los informes de la Guardia Civil que figura en el sumario. El modesto piso de Lloret dio paso a “hogares de alto standing” y la furgoneta se sustituyó por “vehículos de lujo”.

Antes de entrar en contacto con los máximos responsables del Ayuntamiento —de los que, según los investigadores, obtuvo tratos de favor a cambio de regalos y patrocinios— Petrov solía codearse con dos antiguos mercenarios ucranios que habían sido miembros de la Legión Extranjera francesa.

Los antiguos mercenarios eran sus guardaespaldas. Y, además, los encargados de trasladar “grandes sumas de dinero entre España, Francia y Andorra”, como ha constatado la policía en algunos controles. Ese transporte manual era una de las formas de hacer llegar el dinero de Kanaikin a los Petrov. Las empresas del capo ruso, algunas radicadas en paraísos fiscales (Islas Vírgenes Británicas, Seychelles) hacían préstamos en dólares americanos y transacciones de dinero a las empresas que Petrov gestionaba en España. Parte del dinero se ingresaba, señala la Guardia Civil, en una cuenta a nombre de la esposa de Petrov, Irina Petrova. Petrov seguía las indicaciones de un asesor financiero de su jefe para realizar transferencias desde países como “Chipre, Andorra, Islas Seychelles, Suiza o Liechtenstein”.

Al principio, Boris supervisaba ese tráfico de capitales, aunque se fue “desvinculando” del negocio. En su declaración policial, el patriarca negó cualquier tipo de relación con su “amigo” Kanaikin. “Nunca le he visto, no sé quién es”. Su memoria también le falló cuando le preguntaron por el intermediario entre Petrov y el “héroe” soviético, Sergei Nalimov. Sobre este último, se limitó a decir que le suena porque en Rusia “hay un pez cuyo nombre se parece”.

Petrov adquirió los inmuebles a través de dos sociedades que administraba: Development Diagnostic Company (DDC) —la que mantuvo relaciones con el Ayuntamiento de Lloret— y Vikser. Ambas tienen “una cifra extraordinariamente alta” de liquidez, según la Guardia Civil. La matriz de ambas sociedades, en manos de Kanaikin, le inyectaba una “gran cantidad de capital”, lo que hace pensar a los investigadores que se trata de un entramado diseñado para blanquear capitales de origen “turbio”. Kanaikin “nunca figura oficialmente” en las operaciones de Petrov y su familia y, de hecho, por su grave estado de salud apenas viaja a España.

Los toros unieron los intereses de Petrov con los del Ayuntamiento. Tras derribar su plaza, el ayuntamiento buscaba inversores para un proyecto en la zona. Y Petrov vio la oportunidad de construir un nuevo centro comercial. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), que ha imputado a Crespo por cohecho y prevaricación, considera que el consistorio dio trato de favor al empresario ruso perdonándole la mitad de los impuestos (133.000 euros) y le concedió la licencia para construir el equipamiento. El proceso se hizo con “todo tipo de irregularidades”, según la Guardia Civil. A cambio, recoge el auto del TSJC, Petrov tuvo que aportar 270.000 euros en patrocinio a los clubes locales de fútbol y hockey entre 2007 y 2010. Además, regaló al exalcalde un reloj de 3.000 euros y costeó los gastos de dos viajes a Rusia. Los detalles del supuesto pacto entre Petrov y Crespo se fraguaron, supuestamente, en el primer viaje, en 2007. En Rusia, siempre según Petrov, presentó a Crespo y a su jefe Kanaikin. A esa reunión asistieron, también, el concejal de Urbanismo Josep Valls —también imputado— Nalimov y la esposa de Kanaikin.

“Yo solo soy un trabajador y hacía lo que mis jefes me ordenaban”, dijo Petrov en su defensa. También admitió su estrecha relación con la arquitecta Pilar Gimeno, que según la Guardia Civil va “más allá de lo estrictamente profesional”, ya que Gimeno tenía la “total confianza” de su jefe y era la encargada de hacer “labores de mediación” con el consistorio. “Pilar, tú eres... No sé, de la familia”, le dice en una de las llamadas.

Aunque el TSJC investiga la mayor parte del caso, es la Audiencia Nacional la que indaga el blanqueo, que sigue bajo secreto de sumario. En los últimos tiempos, Petrov emuló a su jefe: invirtió él mismo en proyectos de compatriotas; representó, por ejemplo, a dos kazajos para constituir una sociedad. Así es como, según la Guardia Civil, la mafia rusa se expande, acapara cada vez mayores cotas de poder y se acaba infiltrando en el tejido económico y en la esfera política. Boris, el patriarca, sigue como si nada. En su declaración, se limitó a decir que acabó cerrando la churrería “por la crisis”.


* El País - JESÚS GARCÍA / REBECA CARRANCO - 2.3.14
Foto: Lloret de Mar (Girona), ayuntamiento - lavanguardia



2 comentarios :

allgauer dijo...

No te olvides del apoyo incondicional de CiU, incluso mediante su voto en el Congreso, a la opacidad absoluta en cuanto a los defraudadores. Y ahora sabemos que también tiene vínculos con la mafia rusa...tremendo, pero supongo que para un independentista como tu es demasiado pedir.


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rogerdeflor dijo...

Puede ser que la razon por la que Crespo sigue siendo diputado de CiU en el Parlament, es que de tantos millones de euros que se blanquearon en Lloret, una parte se ha desviado al propio partido de Crespo, CDC ? Tanto apoyo de su partido hace sospechar que le tienen miedo.


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