Fallece Manuel de Solà-Morales, maestro del urbanismo

ELPERIÓDICO/Barcelona* : Es difícil hallar en una misma persona una doble vertiente teórica y práctica tan excelente y con tanta impronta como la que ha dejado Manuel de Solà-Morales. Arquitecto urbanista, De Solà-Morales es el maestro y el padre de varias generaciones de técnicos en planeamiento. A la vez, es el autor de obras clave en la Barcelona contemporánea, como el Moll de la Fusta y L'Illa Diagonal. Su influencia se escapa de los límites de la ciudad y se expande por toda Europa, donde, merced a sus obras en Francia, Holanda, Alemania y Bélgica, entre otros países, se ha convertido en una referencia. Manuel de Solà-Morales (Vitoria, 1939) falleció ayer en Barcelona.

Miembro de una extensa saga de arquitectos, que tiene continuación en su descendencia, Manuel de Sola-Morales estudió a mediados de los años 60 en Harvard, de donde volvió llenó de nuevas ideas que iluminaron el urbanismo barcelonés. En 1968, junto con otro de los grandes nombres del planeamiento en la ciudad, Joan Busquets, fundó el Laboratori d'Urbanisme de Barcelona, un organismo clave para entender el devenir de la ciudad.

Tanto por los trabajos teóricos que se llevaron a cabo, como por las generaciones de arquitectos que, después, han tenido gran influencia, incluso, en la gestión de los asuntos técnicos.

CONTRAPLAN DE LA RIBERA / Así, es dificil entender toda la transformación y recuperación del frente litoral de los años 80 y 90 sin la aportación del Contraplan de la Ribera, la respuesta que el equipo de De Solà-Morales dio en 1974 al original plan urbanístico del área del Poblenou que el franquismo había preparado.

De Solà-Morales no ocupó nunca ningún puesto en la administración política de la ciudad. No es casual, sin embargo, que Joan Busquets, con quien fundó el laboratorio, sucediera al otro gran personaje de la historia urbanística reciente, Oriol Bohigas, al frente de los asuntos de la ciudad. En esta etapa, el Laboratori, vía Busquets, dio curso a las llamadas áreas de nueva centralidad, es decir, al deseo que en todos los distritos la calidad y cantidad del espacio público fuera comparable al del centro de la ciudad.

Manuel de Solà-Morales, catedrático de Urbanismo, fue director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona entre 1994 y 1997. Tras este periodo, se concentró en su trabajo, por toda Europa, con el objetivo de dejar una obra que fuera el legado práctico de su cuerpo téorico.

En Barcelona, su huella es apreciable, por ejemplo, en las ordenaciones de La Maquinista y de los cuarteles de Sant Andreu en la primera periferia de la ciudad, una de sus obsesiones; en L'Illa Diagonal (con Rafael Moneo) y en el Moll de la Fusta.

Este último fue el primer giro de la ciudad en la recuperación del frente litoral. Un proyecto que ahora, cuando todo el litoral es ya espacio público, quizá merece un replanteo, pero que, en los 80, supuso una especie de paso del Rubicón para Barcelona.

De L'Illa cabe decir que culminó la avenida Diagonal. Y lo hizo con un proyecto de rascacielos tumbado en el que dejó sentir su creencia en que entre el espacio público y el privado existe el espacio colectivo, típico de los centros comerciales, y basándose en eso edificó una exquisita relación entre esa gigantesca mole y la principal avenida de la ciudad.


* El Periódico de Catalunya - XABIER BARRENA - 28.2.12
Foto: LA HUELLA BARCELONESA, el Moll de la Fusta, con el desaparecido 'Gambrinus'. ARCHIVO / ÁLVARO MONGE

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