Del urbanismo inculto, una ciudad fea

JORGE BENAVIDES SOLÍS* : En la Casa de la Provincia, con numeroso público joven, se está hablando sobre Arte y estética desde 1960: (Sevilla) la ciudad y su sombra. Los periódicos publican crónicas sobre las jornadas gastronómicas o similares pero sobre la reflexión acerca de la ciudad y sus problemas, no siempre. Ni siquiera cuando se habla acerca del Planeamiento, es decir, de cómo y por qué se elaboran los Planes Generales de Ordenación Urbanística (PGOU) a partir de los cuales construimos la casa de todos (la ciudad) que según se observa, en la práctica es absolutamente privada o es de nadie y, en todo caso, cuando es planificada también resulta fea, desangelada.
Antes se decía que los PGOU eran una "guía para la especulación urbanística" (La Rinconada). ¿Ahora se han convertido además en una "guía para la legalización de los delitos urbanísticos" (Marbella)? La ciudad es fea debido al empobrecimiento del espacio público respondió el ponente sin dar mayores explicaciones sobre el significado y el alcance de lo público. Seguramente no hacía referencia al definido a partir de la propiedad; de las plazas concesionadas (de la setas) ni al que es parte de los grandes o pequeños centros comerciales; tampoco al que según la Ley conforma el "sistema de espacios libres", porque éstos solamente están vinculados a la dimensión material, física de la ciudad que exclusivamente se toma en cuenta de hecho y de derecho al sintetizar en planos, la propuesta de ordenación urbanística.

Dicho de otra manera, el espacio coloreado como público en los planos, es apenas una parte del espacio público entendido en términos que, hace décadas lo han definido: la Filosofía, la Antropología, la Ecología Urbana, la política, la policía y, últimamente Microsoft-MIT (está poniendo de moda el espacio inteligente) y aquel que las redes del 15M lo han puesto en evidencia. El espacio público ya no es solamente aquel donde se forma la opinión pública, tampoco sólo el escenario físico, calles y plazas donde la sociedad se hace visible, pasea, festeja, celebra, conmemora o se rebela. A la dimensión social, física, cultural, acaba de integrarse la dimensión virtual en la que se hace patente la red.

El espacio público en esta situación es a la vez, contenedor y contenido, el espacio del ser (cultura) y del estar (lugar), una entidad con entorno que se ha hecho un híbrido: sociofísicovirtual conformado por cuerpos, escenarios físicos y redes; sin límites. En este espacio público híbrido, el protagonista ya no es el pueblo (siglo XIX) ni la masa (siglo XX); es similar a la multitud en cuanto ésta no es representable (Tony Negri), pero a la vez, es más: una expresión de la inteligencia colectiva que se hace ostensible en las acciones e iniciativas que son producto de la comunicación en red.

Al haber desaparecido el campo por el abandono poblacional debido a la introducción de las TIC (Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones) en la producción y, hasta en los últimos resquicios de la vida cotidiana, todo tiene un matiz urbano. La ciudad ya no es como se definía hasta mediados del siglo XX, lo contrario al campo. Es más, tanto por extensión física (ciudad dispersa de baja densidad), por población (más de la mitad ya vive en el campo y dentro de pocos años, serán tres de cada cuatro) como por organización (la ciudad controlada con vallas y con cámaras). La ciudad además en cualquiera de sus tipologías, se ha hecho un bien paradójico: en aquella del dinero brillan y destacan los objetos (edificios, vitrinas y coches), en las pobres y en los slums, destacan los cuerpos precisamente por ausencia de los objetos. Los centros urbanos sobreviven saturados, las periferias desoladas.

Los Ángeles, paradigma posmoderno usamericano, es una periferia en búsqueda de un centro en la que una tercera parte del suelo está dedicada a los aparcamientos, la otra a las vías y la restante a los objetos construidos en el que se refugian los sujetos. La ciudad ya no es el lugar donde encontrar la felicidad, como decían los clásicos. A veces solamente es un sitio ocupado con baja o alta densidad que sólo produce "malestar urbano".

Poco se habló acerca del encorsetamiento legal para diseñar la ciudad ni de las presiones políticas e inmobiliarias. Mucho menos del anémico soporte teórico de la LOUA cuyo soporte operativo en cambio, se fortalece cada vez más y se apoya en cuestiones meramente instrumentales. El buen albañil (oficio) no tiene por qué pensar en Platón cuando utiliza el palaustre (instrumento); en cambio, los profesionales que elaboran los planos de una ciudad (PGOU) deberían poseer un amplio dominio teórico transdisciplinar, operativo, capaz de trasladar con sensibilidad y habilidad lo abstracto a lo práctico y, tener conocimiento de los instrumentos acordes con la realidad en la que intervienen (índices). Un pueblo de la sierra requiere de referencias distintas a los de la Costa del Sol.

El Urbanismo inculto e insensible, aunque cumpla escrupulosamente con la Ley, sólo garantiza una ciudad fea y des-acogedora.


* Jorge Benavides es arquitecto

* Diario de Sevilla - Opinión - 15.11.11

0 comentarios :