Valencia.- Un delfín en el banquillo

LEVANTE* : Juicio por el Jardín de Monforte. El concejal de Urbanismo, Jorge Bellver, autorizó un aparcamiento subterráneo junto al histórico Jardín de Monforte sin el preceptivo informe de la Dirección General de Patrimonio. Por esa omisión, que el fiscal considera intencionada, Bellver y cuatro funcionarios serán juzgados por prevaricación el 17 de octubre.
Algo les pasaba a los árboles del Jardín de Monforte. La pesadilla judicial de Jorge Bellver —concejal de Urbanismo de Valencia y también diputado autonómico desde las últimas elecciones — comenzó hace más de tres años, y el primero en hablar, eso sí, sin palabras, fue el arbolado de un jardín histórico que al parecer mostraba síntomas de deterioro. Por ello, el ayuntamiento decidió derribar parte del muro que cierra el histórico huerto y sustituirlo por una verja de metal. La reacción a ese proyecto que alteraba la tipología del jardín protegido fue unánime y la búsqueda de argumentos contra dicho plan dió en la diana.

El próximo 17 de octubre, Bellver y cuatro funcionarios del ayuntamiento (el secretario, Pedro García Rabasa; dos jefes de servicio, el de Planeamiento, Juan Antonio Altés, y el de Tráfico, Juan Casañ; y una arquitecta técnica, María José Gasull) se sentarán en el banquillo de los acusados tras un proceso que trae cola, y del que han hablado todos: Ayuntamiento, oposición, fiscales, jueces, colectivos ciudadanos —principalmente Cercle Obert, que fue la entidad que presentó una denuncia ante el fiscal—, la alcaldesa, el Consell Valencià de Cultura, afines a Bellver que siguen mostrándole su apoyo, y enemigos que esperan el momento de ver al delfín de Barberá en el banquillo de los acusados.
Y es que el deterioro del Jardín de Monforte tenía una sencilla explicación: los muros de hormigón de un aparcamiento subterráneo colindante con la zona verde. Un año antes del evidente deterioro del arbolado, el garaje abrió de forma oficial. Lo hizo con retraso, debido a los problemas surgidos en el subsuelo, ya que había que hacer frente a la abundante presencia de agua en el subsuelo. Se construyeron los muros y comenzaron el exceso de humedad y los daños en el colindante Jardín de Monforte. Cuando esto se supo la bomba estalló.

Apuntar antes del disparo
El colectivo Cercle Obert —que enfocaba su lucha en evitar que el ayuntamiento derribara parte del muro del Jardín de Monforte para «airear» el jardín histórico, y sustituir la piedra por una verja— orientó mejor el tiro. O lo que es lo mismo, empezó a pedir información sobre la construcción del aparcamiento. Cuando descubrió que el garaje de la discordia se había construido sin informe ni medida alguna que previera la afección al espacio verde protegido cogió carrerilla y presentó una denuncia ante la fiscalía solicitando una investigación. Era diciembre de 2009. Y la reflexión era directa: Si hay que derribar parte del muro de Monforte para airear el jardín que se deteriora, alterando la tipología de un huerto cerrado, es porque algo ha alterado la aireación correcta anterior, y el hormigón del garaje era el causante más probable. Por aquel entonces, Bellver estaba convencido de que aquella denuncia no iba a prosperar. Sin embargo, La Fiscalía vio irregularidades en la concesión de la licencia para construir (en 2004) el aparcamiento junto al subsuelo del jardín protegido. La clave reside en que no se había solicitado el preceptivo informe de la Dirección General de Patrimonio de la Conselleria de Cultura, algo obligatorio cuando se actúa en un Bien de Interés Cultura (BIC) o en su entorno, y como tal están declarados el Jardín de Monforte desde 1941 y sus inmediadiones desde 1992.

En mayo de 2010 el juzgado de Instrucción número 1 de Valencia admitió a trámite la denuncia de la Fiscalía y la pesadilla de Bellver fue tomando forma. Ocho meses después (enero de 2011) el juez procesó al edil de Urbanismo de Valencia por prevaricación en el Jardín de Monforte. Fuentes próximas al edil apuntaron por aquel entonces que ese era el auto que temía Bellver del juez instructor, Josep Lluís Albiñana, presidente del Consell en la etapa preautonómica y sospechoso de animadversión hacia un concejal del PP que no entendía cómo un asunto que consideraba menor iba camino de llegar tan lejos.

En abril, la sección segunda de la Audiencia Provincial confirmó el auto del juzgado al entender que no haber pedido la autorización a la Dirección General de Patrimonio de la Conselleria de Cultura para construir un aparcamiento podía constituir «un manifiesto incumplimiento de la legalidad». Además, se imputó a cuatro funcionarios, al considerar que los técnicos conocían, por su propio trabajo y su formación, la «necesidad» de pedir esa autorización. Especial importancia tiene en la causa el hecho de que los mismos protagonistas habían cumplido el trámite un año antes por unas obras de la clínica Quirón, que como el garaje de Severo Ochoa también está en el entorno del jardín. El expediente fue aprobado por Bellver y sí incluía el informe preceptivo de la Dirección General de Patrimonio.

Era necesario cambiar de juez. Rita Barberá no dudó entonces en negociar con el entones president de la Generalitat, Francisco Camps, la inclusión de Bellver en la candidatura autonómica, en la que ocupó un puesto de salida que le ha llevado a ocupar un escaño en el parlamento valenciano. De esta forma, como diputado, obtendría la condición de aforado. Y más garantías al pasar el caso al Tribunal Superior. Al menos eso es lo que buscaban Bellver y los populares.

Ahora la fiscalía pide para el edil popular —y para el resto de acusados— ocho años y medio de inhabilitación. La sanción económica, eso sí, varía. A Bellver le piden 32.400 euros; al secretario del ayuntamiento, Pedro García Rabasa, 24.300 euros. A los jefes de servicio 16.200 euros, y a la arquitecta técnica , 10.800 euros.

El 17 de octubre, el concejal de Urbanismo y diputado autonómico, Jorge Bellver, el que fue señalado como delfín y sucesor de Rita Barberá, se juega su carrera política. Mientras, el jardín histórico sigue sufriendo problemas de drenaje, y permanece cerrado por operaciones de mantenimiento. El juicio ha parado todo lo demás.


* Levante - MÓNICA ROS - 2.10.11
Foto: Valencia, aparcamiento junto Jardines Monforte - anna

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