No es el dinero, son los complejos. Un ciudadano en bici

XAVIER COLÁS* : Es casi una norma no empezar un artículo de opinión hablando del tiempo pero ahí va: se acabó el solete y la buena temperatura. Ocurre cada año, pero éste lo hemos festejado de una manera especial: nunca había visto, ni yo ni la gente con la que hablo, a tanta gente moviéndose en bicicleta por la ciudad. Es alucinante cómo han cambiado las cosas pese a los agoreros que aseguraban que esto no es Oxford. Pedalear engancha, y no hace falta ser un dominguero moverse de una manera más ecológica y barata cuando se trata de un desplazamiento dentro de la ciudad. Con el frío la cosa amainará un poco, pero como esto no es Vancuver creo que seguiremos viendo a gente en bici.
Se nos van cayendo los complejos de país pobre y nos va calando lo que vemos fuera. También la crisis ha pesado: nos hace un poco más listos y convierte en cuestionable lo intocable. Es sólo una de las caras de la moneda, porque la obra pública es caprichosa. Si el Plan E dio alas a los nuevos tramos de carril bici en las ciudades, la resaca de los recortes municipales ponen difícil que se siga haciendo.

En Alcalá el nuevo edil de Urbanismo, Jesús Domínguez, no es muy amigo de seguir con el trazado. Para explicar este jarro de agua fría hay que admitir que todavía son pocas las personas que usan el carril bici: los tramos no son muy largos y hay algo de desconfianza. Además, hay ciclistas consumados que quieren ir por la carretera y están en su derecho. El carril bici arrancó en países del norte para que los coches 'liberasen' de las bandadas de ciclistas y para facilitar el tránsito de las bicis. Igual pasa con el carril para el bus o el taxi en Madrid: nadie cuestiona su derecho a circular fuera de él, aunque de su aprovechamiento se benefician todos los conductores.

Si el Ayuntamiento no puede seguir haciendo más carril bici debería decirlo con naturalidad. La expansión de la 'serpiente rosa' ha sido espectacular en la pasada legislatura, pero sería una deslealtad con su espíritu si llegados a este punto (y seguido) no se defendiese esta obra: aunque sólo sea de viva voz. En cuanto vuelva a haber recursos, alguien deberá recoger esa bandera, y es mejor no guardarla sobre un charco. Este silencio culpable sólo beneficia a los agoreros que creen que las cosas no pueden mejorar y que esta ciudad es tan cazurra como ellos. Nos dijeron que la gente jamás pagaría por ver televisión, o por contenidos en internet. Que los bares se hundirían sin tabaco o que la gente se lanzaría a abortar a lo loco o a divorciarse en masa en cuanto se lo pusiesen fácil.

Lo peor que puede hacer el alcalde es creerse esa cantinela de que el carril bici es un peligro público (como se dijo de la ducha durante la menstruación o la comida transgénica) y esconder la patita ahora que se ha acabado el dinero de ZP. Es hora de dar la cara por el carril bici igual que se hace por los aparcamientos o los parques.

Alcalá necesita plantear soluciones al tráfico rodado. Reordenar las líneas de bus, perseverar con la creación de parkings y abordar la peatonalización de algunas calles es algo que debe estar en la agenda de cualquier alcalde: se apellide González, Bello, Domínguez, Isoldi, Viñuelas o Rodríguez. Pero un ingrediente necesario en esa solución es la bicicleta.


* El Digital de Madrid - 23.10.11
Foto: Comparación del espacio necesario para mover a 60 personas en bici, bus o coche.

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